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FELIZ AÑO NUEVO

(A reflection for New Year that call us to move ahead in time and opportunity, while celebrating what God has done through our lives, encouraging ourselves to keep going with determination at service of the Lord.)

Llegamos al año 2012 d.C. - “después de Cristo”. Y aunque como dice la Biblia, para algunos parece tardanza, nosotros seguimos confiados en las promesas de Dios, sobretodo en aquella de que Él regresará por su pueblo y por su iglesia. Mientras, lo que nos ocupa es cumplir con las enseñanzas que nos dejó, andar en sus pasos viviendo en santidad y poder, seguirle en un discipulado que abarca toda la experiencia espiritual y la realidad de la existencia que nos ha puesto por delante.

Hoy es un día en el que en lugar de hacernos “nuevos” propósitos (muchos de ellos reiterados, que no llegan ni a fines de enero), deberíamos celebrar lo que conseguimos en la pasada jornada, las metas que cumplimos, los objetivos que alcanzamos.

Y no es para quedarnos en el ayer, ni para enquistarnos en los éxitos de otros tiempos, sino para mantener y mejorar las fuerzas de lo que hicimos bien. De esa manera, estaremos dedicándolas al Dios poderoso que con su Espíritu nos hace andar ligeros sobre los montes con “pies de ciervas” (Habacuc 3.19).

Después de Cristo han pasado más de dos milenios, que es como la mitad de toda la historia, al menos de la que el ser humano tiene conciencia y registros. ¿Retornará Jesucristo en este año, en este mes, en este día? Eso sólo lo sabe Dios, y lo ordena nuestro Padre. No depende de lo que dijeron antiguas civilizaciones por místicas y sabias que parezcan. No depende del horóscopo, ni del color de la suerte, ni de la energía positiva. Tampoco eso lo revelará la tecnología altamente científica, ni los movimientos pacifistas, ni activistas sociales o políticos trasnochados, ni las avariciosas corporaciones financieras. Mucho menos podrán los implacables terroristas, los abiertos inmorales, los aberrados impíos. ¡Gracias a Dios, ninguno de ellos desatará el “fin del mundo”! ¡Bendito sea Dios! ¡Maranatha!

Si contamos y celebramos las maravillas de Dios, si proclamamos las grandezas que hace con nosotros, estaremos anunciando que Él aún tiene control y que nada elude su mando. Nosotros somos parte de ese plan eterno y divino siempre que hayamos asegurado el “después de Cristo” en nuestras propias vidas.-